¿De qué
hablamos cuando nos referimos al cuidado de nuestros seres queridos? ¿Es sólo
la presencia física la que garantiza un acompañamiento idóneo? ¿O quizás es
nuestra predisposición para un trabajo serio y profesional lo que hace la
diferencia? Varias son las cuestiones que surgen cuando de cuidar a un familiar
se trata.
En primer
lugar, puede llegar a instalarse el factor de la culpa. Delegar el cuidado
de un familiar en un profesional de la salud, es un acto de desprendimiento y
aceptación de nuestros límites en lo que se refiere a su atención. Si bien
queremos darle lo mejor a nuestro ser querido, no siempre estamos capacitados
para ello. En estos casos, delegar responsabilidades en un agente de la salud
es una sabia decisión.
En
segundo término, nos puede preocupar la idoneidad del profesional acompañante.
Es entendible que tengamos ciertas dudas con respecto a la persona a la cual
dejamos a cargo de tamaño servicio. Un ápice de desconfianza quizás sea el
motor para conversar con el acompañante y despejar nuestras dudas.
Tener en
claro el motivo por el cual consultamos es muy importante, ya que nos permitirá
evaluar los procesos y resultados de la labor de quien asiste. También podemos
buscar referencias del profesional en diversas fuentes, ya sea en clientes que
acudieron a sus servicios, en la empresa que lo contrata y en los antecedentes
profesionales del cuidador.
En un
primer momento, es fundamental propiciar un nexo positivo entre el profesional
y el paciente, anticipando la presencia y la modalidad de trabajo de quien
acompaña. En este sentido, es deseable un primer encuentro de vinculación entre
el paciente, uno o varios familiares/tutores, el acompañante, y un
representante de la institución en la cual se trabaja.
Una vez
comenzado el proceso de acompañamiento y cuidado, se implementa el dispositivo
de atención de acuerdo con el plan diseñado previamente. En él debemos recordar
que la salud es un equilibrio dinámico bio-psico-social-espiritual, donde el
sujeto le da su impronta a cada una de estas dimensiones con las que configura
su singularidad. Por lo cual, es mandatorio un trabajo interdisciplinario de
parte del cuidador, supervisando los pormenores del caso con su coordinador, e
intercambiando información con agentes de la salud de diversas áreas según los
requerimientos del cliente.
El dolor,
la enfermedad y el sufrimiento pueden promover el aislamiento de quien enferma,
en su intento por replegar sus energías en la sanación del foco patógeno.
Establecer un lazo con la familia y el equipo de profesionales es, entonces, la
clave para una intervención idónea que re-vincule al paciente con su contexto
de atención inmediato.
Desde
este enfoque, en Integrar cuidados propiciamos una mirada integral e
interdisciplinaria, a los fines de implementar estrategias de acompañamiento
flexibles que den prioridad a los requerimientos del paciente y su familia.
Para más
información, ingresa al siguiente enlace: www.integrarcuidados.com
Los
saluda,
Lic.
Agustín Sartuqui
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